jueves, abril 27, 2006

XVII Tortas brasileras

















Sabía que cuando todo va fácil hay que abrir los ojos, ese lugar era una jungla de borrachos y lascivos cazadores furtivos, allí estaba ella, rubia, de tetas generosas, ojos azul calamar. Bueno suena lindo el azul calamar, al menos exótico. Me deslicé entre la gente y me acerqué a hablarle, sonrió desde el primer instante y ya había ganado sólo por ser yo. Dejé mi ego de lado y la besé arrinconándola contra una columna. Era tanto el deseo y tan débil la carne... alguien me separó bruscamente de ella... una morocha cara de caballo que me increpaba...
- ¡Suéltala! ¡Vete!
- ¿Y vos quién sos?
- Soy su novia...
- Ja, ja cara de caballo, tomátelas...
- ¡Déjala si no quieres que te golpeé!
- ¿En serio es tu novia?
- Pues claro... - remató la rubia, se fueron, ella siempre mirándome con ojos encendidos...
No me di por vencido y la perseguí por todo ese antro de gente con ganas de coger, era difícil, cada tanto algún travesti me cortaba el paso y me echaba mano... Era tan variada la oferta sexual de ese lugar, pero sólo estaba tras esa rubia brasilera que me había encendido un brillo exótico en mis ojos. Pensé que la había perdido, tomé un papel y pedí una lapicera en la barra, anoté mi número telefónico, la busqué hasta que la divisé en un rincón bebiendo un trago, me acerqué y le di el papel, también un apasionado beso, pero del baño salió nuevamente cara de caballo y me golpeó en la espalda...
- ¡Suéltala hijo de puta! ¡Vete a coger a una puta!
- Andáte a la mierda caballo, no te das cuenta que a tu amiga le gustan los hombres...
- ¡Vete al demonio hijo de puta!
Se marcharon, me quedé solo entre todas esas mujeres en busca de clientes. Me emborraché y partí solo a mi casa, desolado. Pasó un tiempo luego de aquel incidente, Johnny me llamó un día para salir a festejar no sé que verdura, un par de gente en una casa: fiesta... Sonó el teléfono:
- Hey, ¿Pablo?
- ¿Quién habla?
- Válerie.
- ¿Quién?
- No me recuerdas... En el Maluco...
- ¿Vos sos la novia de cara de caballo?
- Sí.
- ¿Qué sucede, mujer?
- Quiero verte...
- Bueno...
- Hoy a lamedianoche en plaza Las Heras. - cortó...
Ni tiempo a contestar tuve... Sonreí, el destino me sonreía, lo colgué a Johnny y me reí del destino...
Era extraña esa mujer, ardiente, arriesgada, sólo sabía de ella su nombre: Válerie. Mientras me perdía en aquella cama recordé nuestro encuentro horas antes... Llovía, pensaba que no iba a ir, había recorrido todo el parque y no la encontraba... A punto de irme estaba cuando la vi caminando bajo la lluvia. Nos reconocimos a lo lejos, sonreímos, antes de decir algo nos fundimos en un beso, fuimos a su casa, estaba sola, su novia estaba de viaje. Valerie era lesbiana, pero se le había despertado el apetito por los hombres, pasaba un período bisexual. Confundida. Atormentada por cara de caballo que era sumamente celosa y más de los hombres. Volví en mi, estaba extasiado con Válerie, su cama parecía un tempestuoso mar... Afuera seguía la lluvia... Todavía teníamos un par de días hasta el regreso de cara de caballo. Y no lo íbamos a desperdiciar...

martes, abril 25, 2006

XVI Despertar

















Lo primero que vi fue el techo lleno de mosquitos, luego se me coló el olor a desinfectante. Estaba en un hospital. Alguien se acercó... "tuvo suerte, la herida no era profunda" Por poco ese hijo de puta me pasa para el otro patio. Nunca había recibido una puñalada, recordaba el dolor y el calor de ese momento, luego todo fue como un sueño... Pensé en Verónica, ¿dónde estaría? El doctor me dijo que estaría unos días más en observación y luego me darían el alta. Demasiado, no podía esperar, me escapé esa noche. Demasiado fácil, salir del hospital, caminé hasta la casa de la madre de Verónica, mi herida comenzaba a sangrar... El camino era largo cada vez más... Era fresco el pasto, dormir allí por horas, caminar, nadar, era lo que añoraba, hacer el amor con Verónica, fumar un cigarro y dormir... Desperté, estaba tirado en una calle oscura, fuck, algo no estaba funcionando bien. Mi herida seguía sangrando.
Los Baricamulos son azules, con pequeñas manchas rojas en su lomo, hacen un chirrido cuando están molestos, suben por los techos y miran la luna. Algunas vecinas se quejan porque defecan allí, en sus techos, pero lo que no saben es que los Baricamulos toman la energía de la luz lunar y pueden triplicarla fácilmente hasta juntar tanta como para alumbrar todo el barrio de Pompeya. Suelen pasearse de techo a techo y al batir sus alas despliegan sueños que luego van a sus dueños, es por eso que es bueno tener un Baricamulo en el techo, regalan buenos sueños.
El poder del funk se apoderaba del ambiente, mi herida sangraba y hasta dolía, nuevamente el sueño, seguro un Baricamulo estaba allí arriba revoloteando...

sábado, abril 22, 2006

XV Solo esta noche











Miré el reloj medio embolado, parecía reírse el muy guacho, la noche iba a ser larga. Estaba solo, con un culo de ginebra sólo para tomar y ganas de cortar ese embole que me había atrapado. Sirenas en las calles, los Beatles en el aire, Sgt. Pepper's Lonely Hearts Club Band... Al parecer había decidido inconscientemente masoquearme aquella noche, ya sin Mariana, sin Claudia siquiera, solito y melancolito. Nada mejor que zambullirme en las carpetas y cuadernos viejos y en los papeles y pinturas y mierda, mucha mierda... demasiada... Lo primero que encontré fue una carta que nunca me atreví a mandar, tal vez por absurda...

Buenos Aires 18 de diciembre de 2000

Negra hermosa y querida:

Aquí estoy -nuevamente en mi casa- escuchando a Boby Flores y tomando una ginebra con naranja y pensando, pensando, pensando.

Y voy a empezar con algo que me surgió caminando, luego de cortar la charla telefónica contigo. Ahí va, espero que te guste:

Y así voy caminando por la vida

Dejando mi alma herida

en las esquinas más oscuras

Junto al vino y al mosto,

A los amores y a las razones

Pensando, sintiendo, gritando

Abandonado, amado y odiado

Con mi roja corbata danzarina

Con mi generosa sonrisa

Híbrido inerte de vertiginosa velocidad

Y coherencia absurda y espesa.

¡PUAJ!

Te aseguro que era más feo aún.

Ahora que ha acabado mi periplo puedo decirte: ¡GUAU! Ahora que he vuelto a descansar te digo: TE EXTRAÑO... Ahora que ahora... te digo que mi coctelera mezcla angustia, amor, desenfado, nobleza, aborrecimiento, miedo... Y todo provocado por mi. Estoy loco y mi cabeza funciona a una velocidad mucho mayor de la que puedo interpretar. Ando con algunos problemas de fin de año y no sé si contártelos. Pa' no amargar vió...

Y seguía tan absurda como sincera esa carta abortada perdida entre mis papeles. Canciones, poemas, cuentos, relatos, locuras, todas allí escritas esperando turno para ver la luz. Que se caguen pensé... Se cayeron los disketes donde guardaba tanta o más información que en los putos cuadernos. Encontré una ajada versión de 50 poemas malditos para leer después de haber cogido con una mujer casada... un asco total... Esa noche todo podía salir mal, tenía que cambiar la antena y encima a la mañana siguiente al laburo. Extrañaba a Mariana...

Alguien me había dicho que el Loco estaba en la ciudad, ¿pero quién? Tal vez Valeria. ¿Y si llamaba a Johnny para emborracharnos? Hijo de puta no contestaba... Todo el mundo se venía abajo, Johnny y yo dos terribles perdedores con suerte, pisando la mierda, el vómito, la sangre... bien merecido. La diferencia entre Johnny y yo era simple: él tenía más drogas en su organismo que yo en el mío. Me cago en la diferencia. Johnny a pesar que lo disimulaba tras la botella, estaba dolido por Valeria, estaba dolido por la piña que le encajó el Loco, pero lo consolaban dos rubias alemanas... Yo estaba solo...

Estar en el medio de los meollos ajenos es difícil, podía ver como Johnny se enredaba con cuanta mujer se le cruzaba y a Valeria que se reencontraba con su antiguo amor... Fuego cruzado en esa pareja. Valeria era fiel, pero al parecer el Loco le había pegado fuerte. Y yo con Mariana... Si bien nunca fui fiel, la quería y me bancaba que ella hiciera su vida, pero de golpe todo cambió. Mariana me había pegado fuerte, demasiado... ya ahora me daba cuenta. Con Claudia hacía un tiempo que no nos veíamos y tenía ganas de verla, pero ella andaba por otros lados ya sola, sin novio ni ganas de verme, cagarse en el destino... Puta... que choto smog me llegaba al corazón... Fuera la rufa chaval... Todo el mundo desencontrado. La música había terminado. Sólo había pasado una hora, esa noche sería más larga de lo que creía. Muy...

Valeria me había invitado a cenar nuevamente, a Hank no lo había vuelto a ver, al pelotudo ese de Johnny tampoco por suerte... Pobre Vale, mierda de la peor ese tipo... Bueno, yo no podía quejarme mucho. Valeria llamó a un amigo, un tal Pablo que había conocido hacía unos años. Voces, más voces... Necesitaba salir de ese estancamiento, necesitaba porro... Valeria hablaba con Pablo, decidí bajar a la calle...

Pablo estaba solo, se había separado de Mariana y quería compañía. Estaba abstraído y extrañaba -tarde piaste- a esa mujer. Lo llamé para ver qué onda, mientras no me hablara de Johnny estaba todo bien...

- Vamos a juntarnos a cenar algo Pablo, estoy con el Loco después podemos tomar algo y charlar...

- No tengo ganas, Vale, mi ánimo está ausente y sin aviso.

- Dale boludo, dejáte de joder, ¿por qué no te diste cuenta antes? No te hagás la víctima que bien merecido te lo tenés.

- Claro, retame, ¿vos sabés cómo está Johnny?

- No quiero hablar de él...

- Cagona, siempre reculás...

- Calláte forro.

- Pobre está más hecho mierda que yo...

- Ah, ahora vas a salir con el club de los corazones solitarios y todas esas mierdas de vos y tu amigo...

- No pegués que duele.

- ¿Mucho?

- Un poquito...

- Dale, vení y charlamos y tomamos un vino...

- ¿Está el Loco ahí?

- Acaba de salir, seguramente busca porro...

- ¿Tienen?

- Tal vez consiga...

- Ahora voy para allá...

Ahí estaba ese gil, me acerqué a ver qué onda, todo mal, me mandó a otra dirección, nunca había ido allí. Era una casa vieja, me atendió un chabón que estaba re-duro, rico faso tenía, regresé a casa de Valeria... Era tarde para cenar tal vez...

Meditaba si levantar el vaso con la derecha o con la izquierda, qué hija de puta esa Valeria, conchuda de mierda, hacerme esto a mí. Encima cogiendo con ese drogón del orto. Había dormido por días, ya Natalie estaba podrida de tenerme en su casa. Ive se había ido a Montevideo a ver qué onda Uruguay. Valeria seguro que estaba con ese pajero del Loco, flor de hijo de puta el chaval... Llamé a Pablo y el cabrón no contestaba, o estaba demasiado drogado o no estaba. ¿Qué mierda estaba haciendo? Tal vez cogiendo con Mariana... Natalie me sacó de mi concentración...

Hacía horas que Johnny miraba el techo inmutable, todavía decía incoherencias y no podía articular las frases. Ya me estaba cansando, todo el día como un vegetal sin decir nada, solo delirios y alucinaciones, parecía un zombi. Me harté y le puse un golpe en las bolas. Gritó. Gritó mucho, salió por fin de su estado latente para putear y gritar. Ya estaba de vuelta. Al parecer le dolía.

Al llegar a lo de Vale me encontré con el Loco en una plaza, nos fumamos un caño y me contó de sus periplos y de la pelea con Johnny. Me caía bien ese mierdoso personaje salido de una cafetera lisérgica, decidimos subir a comer, demasiado tarde... Valeria se había dormido. Nos tomamos el vino y bajamos a comprar cerveza...

domingo, abril 02, 2006

XIV Cambio de dirección






















Por un momento quise llorar, pero mi llanto estaba hundido muy dentro de mí y las mariconas lágrimas no querían salir. El amor se termina, tarde o temprano, o se fortalece. Recordé todo lo aprendido, toda la luz, qué difícil es cuando uno se acostumbra a un cuerpo, su sensibilidad, su calor, su olor, risas, llantos, verdades, cuanto dejaba todo aquello en mí. Quise llorar pero algo fallaba y mis lágrimas no salían de mis ojos. Otra vez estaba solo, contento, pero solo. Renunciar a quien queremos es difícil, atarnos a ello es obstinación. ¡Cómo atarnos a sufrir permanentemente! ¿Traicionar mis ideales? Mejor dejarme ir lentamente, dejar que me deje, dejarnos ir... Me recosté en el sillón, nos miramos fijamente a los ojos, permanecimos en silencio, diciéndonos tantas cosas con la mirada, hasta que lentamente cerramos los ojos... soñé... Nuevamente renunciar a mi dicha para dejar paso a la dicha ajena, pero si ya nuestra dicha no sería tal, en todo caso sería tortura.
- Cuando te conocí vi en vos a una persona que va a estar ahí por siempre...- le dije a Mariana.
- Cuando te conocí vi el sol...- respondió.
Ambos sonreímos y nos abrazamos fuertemente. Estábamos contentos por habernos hecho el favor de ahorrarnos sufrimiento y momentos lacrimógenos y detestables, sentíamos una malegría increíble frente a ese momento, frente a ese cambio de dirección que afrontábamos. Era difícil, pero era mejor que atarnos a una mentira y dejarnos ganar por el odio. Mientras duró fue hermoso y con eso bastaba, ¿para qué dejar marchitarnos? Mejor recordarnos así. El lazo que habíamos creado ya no se rompería, yo era su hermano perro, luchando día a día, cual hombre imprescindible. Volví a recordar momentos hermosos y sólo eran eso, pero para qué añorar el pasado, perdiéndome la posibilidad de disfrutar el presente y renovarme para el futuro. Pensé, pensé, mi alma se llenaba de esa hermosa malegría, había aprendido la lección, tantos golpes sirvieron para algo, asomaron las lágrimas una a una, pero eran de alegría frente a ese cambio de dirección. Ahora estábamos en paz, ahora podíamos liberarnos.
Levantar la cabeza y ponerle el pecho a las balas, era un hermoso final, comienzo de otra cosa, un simple cambio de dirección. Hacía calor y podía sentir gotas de sudor rodando por mi espalda, tal cual como un silencioso llanto.
Recordé que el mundo seguía girando, Mariana seguiría allí, y yo Pablo, luchando... Nada de obstinaciones vanas, solo perseverancia, porque tenía voluntad y mucha, tanto como para vaciar toda mi ansia, mi angustia, mi llanto. No sabía cuándo volvería a ver a Mariana, pero sabía que no la olvidaría jamás, había corrido mucha agua, había sido un hermoso y adrenalínico amor, y allí estábamos listos para enfrentar el futuro y lo que nos deparara. Cayó la última lágrima de mi espalda, sonreí y cerré los ojos dispuesto a dormir... y soñé... y fue hermoso...