viernes, agosto 03, 2007

XXXIII Los días se hacen largos









Tomé otro trago de vodka y prendí mi último Parisiennes, me abracé al bajo y me relajé al tiempo que escuchaba a Hank hilar una melodía oriental a ese final caótico que acabábamos de hacer de Brain Damage de Pink Floyd; y era una hermosa noche llena de angustia. Toda la noche encerrados en esa sala de ensayo de Palermo... y la angustia...

Caminé bastante hasta casa, pero en la puerta me detuve y cambié mi rumbo, fui a ver a Mariana. Otra vez me encontré frente a la botonera presionando esa misma coordenada, nuevamente la sensación de angustia. Luego de escuchar la voz de Mariana y la chicharra invitándome a pasar, subí por ascensor hasta su departamento. Allí me esperaban Mariana y su amiga Leticia, era toda una novedad volver a ver a esa mujer luego de tanto tiempo, pude adivinar algo en sus ojos... una sensación vagamente angustiante. Mariana podía adivinarme en los momentos más oscuros, sonrió con lamento y me acarició el pelo. Sabía de alguna manera que las cosas no iban bien entre nosotros, podía ver esa ruptura, podía sentirla; sabía que todo se estaba rompiendo.

Johnny Jell había dejado la guitarra para imponer sus ideas locuaces sobre las cadencias en Have a cigar. No era Radiohead, ni Weiland, ni Smashing Pumpkins... era Pink Floyd lo que estaban tocando. Cada tanto paraba su parlotera para beber su vodka con naranja o tomarse una línea de las hermosas que había peinado esa noche.

- Esta es una ciudad de merqueros...

- Hank, todo el mundo toma merca... los policías, los políticos, los artistas, los estudiantes...

- Vos.

- Yo también... y el Loco, Pablo y vos también... hasta tu madre tomaría merca de estar acá con nosotros.

- Esta es una ciudad de mierda.

- Loco, estamos hablando de merca no de la ciudad...

- Pero esta es una ciudad de mierda...

- Es una ciudad como cualquier otra, llena de drogas y policías y chorros y asesinos y políticos corruptos que toman merca...

- Acá podés comprarte un pancho, un televisor o te pueden cagar matando de un puto balazo y todo sigue igual, nada cambia.

- La gente es la mierda de la ciudad.

- Esta ciudad es el paraíso.

- Por eso el otro día unos tipos casi te hacen mierda, no Johnny?

- Esta ciudad está llena de merqueros...

Desperté abrazado al bajo, escuchaba gritos, Hank y Johnny se estaban matando a trompadas. Las peleas entre Hank y Johnny son violentas, se pegan fuerte y... el Loco intentaba separarlos, evidentemente la merca los había excitado en demasía, a mi me había dado mucho sueño y una angustia terrible... Pink Floyd... La pelea seguía, ahora con micrófonos cayendo al piso y una batería desmembrándose bajo el peso de los pendencieros de mis amigos. Me levanté y les grité:

- Basta hijos de puta! Vamos a tocar Pink Floyd la concha de sus putas madres! El tiempo es oro! – El silencio fue abrupto. Era impresionante cómo acataban mis ordenes cuando me enfadaba. Si bien éramos bastante anárquicos, a la hora de los gritos todos me obedecían. Caóticamente comenzamos una rara versión de Money... Era hermoso escuchar como las piezas se iban ensamblando, era hermoso sentir la música.

Mariana me acariciaba el pelo y me abrazaba pero estaba esquiva, distante, decidí irme de allí, la angustia no cesaba.

Salí corriendo de la sala directamente a rendir el examen de ingreso al ENERC, fuck! Llegaba tarde y tenía que correr muchas cuadras. Parecía un lunático escapando de su alucinación... siempre tuve miedo cuando corro por las calles

que un puto policía me baje a balazos... Johnny se había ido enojado con Hank quien se quedó dormido en el piso hasta que el dueño de la sala –que le debía unos cuantos favores- le pidió que desalojara el lugar. Mientras tanto yo seguía corriendo cuadra tras cuadra, parecía que nunca fuese a llegar... Cada cuadra que avanzaba me alejaba más y más de mi destino y sin embargo iba en la dirección correcta, rumbo al fracaso... Llegué bañado en sudor, el corazón me latía muy fuerte, shit!

Ya ni recordaba por qué me había peleado con Hank, me preguntaba dónde estaba Pablo, no recordaba cuando se fue ni por qué...