XVI Despertar
Lo primero que vi fue el techo lleno de mosquitos, luego se me coló el olor a desinfectante. Estaba en un hospital. Alguien se acercó... "tuvo suerte, la herida no era profunda" Por poco ese hijo de puta me pasa para el otro patio. Nunca había recibido una puñalada, recordaba el dolor y el calor de ese momento, luego todo fue como un sueño... Pensé en Verónica, ¿dónde estaría? El doctor me dijo que estaría unos días más en observación y luego me darían el alta. Demasiado, no podía esperar, me escapé esa noche. Demasiado fácil, salir del hospital, caminé hasta la casa de la madre de Verónica, mi herida comenzaba a sangrar... El camino era largo cada vez más... Era fresco el pasto, dormir allí por horas, caminar, nadar, era lo que añoraba, hacer el amor con Verónica, fumar un cigarro y dormir... Desperté, estaba tirado en una calle oscura, fuck, algo no estaba funcionando bien. Mi herida seguía sangrando.
Los Baricamulos son azules, con pequeñas manchas rojas en su lomo, hacen un chirrido cuando están molestos, suben por los techos y miran la luna. Algunas vecinas se quejan porque defecan allí, en sus techos, pero lo que no saben es que los Baricamulos toman la energía de la luz lunar y pueden triplicarla fácilmente hasta juntar tanta como para alumbrar todo el barrio de Pompeya. Suelen pasearse de techo a techo y al batir sus alas despliegan sueños que luego van a sus dueños, es por eso que es bueno tener un Baricamulo en el techo, regalan buenos sueños.
El poder del funk se apoderaba del ambiente, mi herida sangraba y hasta dolía, nuevamente el sueño, seguro un Baricamulo estaba allí arriba revoloteando...
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