lunes, junio 18, 2007

XXXII El histeriqueo en tiempos de Ptolomeo











Mi amigo Johnny Jell decía por aquel entonces una frase que luego plasmó en un libro: “No es rencor, ni revancha, ni nada; sólo es hacerme desear un poquito” en alusión a no sé que mujercilla y un extenso histeriqueo. El libro llevó por título El histeriqueo en tiempos de Ptolomeo y era un delirante y extravagante trip por las relaciones con el sexo opuesto de mi pobre amigo. El libro se lo publicó su última ¿amante? (es difícil calificar las relaciones de Johnny) una fotógrafa de más dinero que prestigio y de muchos atributos. Johnny era casi un mago, ni Hank ni el Loco podían explicarse cómo hacía para conseguir esas mujeres. Yo les rebatía que se lleva en la sangre, que detrás de ese proyecto Bukowski en potencia se escondía un gran genio, un iluminado, un bastardo con alma de poeta, un simplista, un ecléctico maníaco, un soñador, un gran hombre, un gran hijo de puta también, pero eso se lo dejo a las mujeres que en sus bocas suena con más odio. Las publicaciones de sus libros habían coincidido con las relaciones sentimentales con sus mecenas como así también las no-publicaciones de otros tantos proyectos. Lo cierto es que Johnny era mi amigo y no era tan mal tipo como algunos creen. Hablando de Ptolomeo y otras yerbas, una tarde de conversa con Johnny le conté la bronca que tenía; la historia sucedió durante una mañana con Mariana, ella había llegado a casa con la finalidad de verme, en ese momento transitábamos la cresta de una ola que luego rompería contra el acantilado, durante toda la mañana hicimos el amor escuchando Mellon Collie and the infinite sadness, reíamos, cantábamos y nos amábamos con locura. Todo iba bien hasta que llegada la media tarde mientras me perdía infinitamente en un laxo orgasmo, Mariana se sonrió al sentirse río y luego me preguntó:

- Pablo ¿me acabaste adentro?

- ¿Qué?

- ¿Me acabaste adentro?

- ¿Es una broma?

- ¿Si o no?

- ¿Me estás cargando, mujer?

- ¿Si o no?

- ¿Hablás en serio?

- Sí.

- Vos me estás cargando...

- Sos un hijo de puta, ¿si o no?

- Mujer, estuvimos cogiendo todo el tiempo y acabé siempre dentro tuyo porque no me dijiste nada. ¿Me vas a decir que no te diste cuenta?

- Sos un hijo de puta.

- ¿Qué te pasa?

- Que sos un hijo de puta... lo único que espero es que si quedo embarazada me pagues el aborto.

- ¿Qué decís? ¿Vos me estás jodiendo?

- Sos un hijo de puta, me voy...

- ¿Estás loca? ¿Ahora me venís a preguntar si te acabé adentro o no? ¿Sos boluda o te hacés?

- Hijo de puta, dejáme ir...

- Perdoname, pero igual te estás yendo al carajo.

- Hijo de puta dejáme ir, ¿no te das cuenta que es una situación de mierda?

Tiempo más tarde la historia formaba parte de Ptolomeo. Johnny era un ojo indiscreto, no sólo escribía cosas autobiográficas sino que también husmeaba por los alrededores y siempre reparaba en lo chocante. Se convertía en el borracho que escupe la vergüenza ajena, que les muestra las chanchadas a quienes las realizan. Le gusta revolver el cuchillo, crear polémica. Mucha gente se escandaliza con algunas cosas que ha escrito por este motivo, pero los hipócritas tienen capítulos enteros dedicados por Johnny y escritos especialmente para ellos. Le gusta arrojarles su propia mierda. Contestatario, rebelde, un hijo de puta. Johnny está escribiendo su próximo libro, algo así como La tripa del cordero...