viernes, abril 20, 2007

XXXI Menos pregunta el Diablo y condena










Una de las frases del Loco es: “Menos pregunta el Diablo y condena”... Tal vez sea una de las formas de descontextualizar frases populares del Loco, más o menos esta frase más o menos cambiada se la atribuyen a un más o menos tal Dios. Me pregunto quién será este chaval... El Loco está pirado, eso lo sabe todo el mundo, como también sabemos que el resto del mundo está más loco que el Loco.

Caminando por la calle alguien vino a hablarme, o algo así porque primero recibí una trompada tremenda y luego golpes en el cuerpo, fue tan sorpresivo que no pude reaccionar, pero tal vez este mentecato me golpeó allí donde no se debe golpear a un hombre: el orgullo... Así fue que me sobrepuse y recordando las noches en las plazas cuando yogaba capoeira con mi amigo Pablo le apliqué a este enfermo que me golpeaba un par de patadas y unas piñas con toda mi furia, tan fuerte le pegué que cayó al piso. Luego me enteraría que el tipo en cuestión era el novio de Carla, una flaca que me hablaba todo el tiempo de su novio y de lo lejos que estaba mientras dormía en mi cama. Al parecer esta mujer le había dicho al novio –una vez llegado este último a Buenos Aires- lo difícil que había sido mantenerme a distancia a mi, cuando en verdad era todo mentira, si mal no recuerdo fueron varias las noches que Carla pasó en mi cama. Eso no importa, la cuestión es que la turra quería pasar por santa ante el novio y hacer que él me cagara a palos a mí, por qué razón no lo sé. Buena sorpresa se llevó Carla cuando vio el ojo negro de su novio. Mis negocios iban bien, me había instalado en una cueva en un edificio de Buenos Aires cerca de lo de Pablo. Entre todas mis luchas tenía que luchar también con ese imbécil del cual ni sabía su nombre. En el contestador tenía un mensaje de Pablo, al parecer Hank había salido de su letargo y estaban organizando una reunión de esas a las que uno no puede faltar. Sólo había que avisarle a Johnny... Y todos nos preguntábamos dónde mierda estaba Johnny.

Si había desaparecido y nadie podía encontrarme era muy sencillo: estaba viviendo en casa de una fotógrafa. La vida es cruel, es poesía, es miel y hiel también... Esta vez estaba panza arriba con un sol hermoso. Había conocido a Daniela en una exposición, desde ese momento no me había soltado. Las mujeres me toman y me exprimen hasta que ya no tengo nada más para darles, es entonces cuando me tiran. Daniela tenía un departamento muy grande y mucha plata, además era hermosa. No sé qué le impactó de mí, tampoco se lo pregunté. Allí estaba yo recluído, salía sólo a trabajar, me había distanciado hasta de mis amigos. Estaba absorbido totalmente por aquella mujer. Vivía en su casa, comía su comida, dormía en su cama, dormía con ella además, me llevaba a sus fiestas y me presentaba a sus amistades como su chico. Toda la gente que conocí estaba rayada y vacía. Yo vivía bien, pero el ambiente era una mierda, podía ver cómo todas esas minas histéricas se acostaban con los novios de sus amigas, con cuanto tipo aparentemente interesante se les cruzara, y si era productor de algo, mejor... No tardaron mucho las amigas de Daniela en arrinconarme contra la pared. Por momentos resultaba un mundo muy vacío, pero a veces era divertido. No pude negarme ante ninguna de las amigas de Daniela, porque no estaba enamorado de ella. Creo que estaba con ella porque ella me había raptado. Una tarde gris, decidí llamar a Pablo a ver qué onda por esos lares. Le dejé un mensaje en el contestador, mientras fumaba y escuchaba música recostado junto a Daniela, dormía profundamente... Sentía un abismo dentro de mí...