lunes, abril 28, 2008

XXXV Córdoba ida y vuelta














No lo sé, pero creo que esta noche moriré de angustia, de ganas, de ¿celos?, de locura. Ni por un momento pensar que todo sucedería así como un estruendoso y calamitoso fin de... Mierda, si pudiese rendirme a reír o cantar en la universalidad, pero sólo permanezco en silencio, mordiéndome de... ¿Cómo saber qué es lo más adecuado? Adecuado es una palabra tan medida, tan precisa. Odio la metodología, sólo deseo triunfar pero me angustia tanto. No puedo comprender cómo reaccionar frente a esta situación, rehuso a darme por vencido, pero no quiero morir desangrado. Al parecer ya no soy tan siquiera un fantasma en su recuerdo. Puto recuerdo. Este sueño no es agradable porque se torna lacrimógeno... Es el fin de todo y tengo ganas de decirme que hay mucho por qué pelear... Pero ¿Dónde?

Luego de horas ausentes regreso a la realidad despojado de ilusiones. Si desnudar mi alma hiciera efecto, lo haría; si esperar y seguir esperando dejando actuar al tiempo, también, pero duele. Angustia no saber qué hay detrás de esos ojos. Angustia no poder saltar esa pared. ¿Realmente será todo tan angustiante en este viaje? Leo y me angustio, miro y me angustio, hablo y me angustio. Siento que ya no hay piel ni palabras, ni delirio, ni absolutamente nada; es feo sentirse rechazado, ignorado. Y no puedo imaginar otras salidas a esta mierda-situación-viaje. Encontrar en todo esto una señal, algo positivo, es tan pero tan difícil. Por momentos, llorar pareciera ser la única mediación y ya no sé si la mano que acaricia mi espalda es real. Por momentos ser frío y armarme de una coraza que impida dejarme desnudo frente a ella... pero es todo tan mierdosamente feo. Si llorar, morir o amar son verbos tan mierdosos como una puta coraza. Si todo siempre tiene que ser tan bipolar, tan radical, tan pensado y puta qué mierda de mundo el premeditado, pero al fin y al cabo el abandonarme a la nada y a un futuro incierto me angustia tanto como amar a quién por mí ya no siente absolutamente nada... Absolutamente parece una palabra chic.

Chic es algo así como que comienza a molestarme el uso de ese término en ésta sucesión pseudo infinita de términos. Si las cosas no fueran chic, serían chac o chuc, pero chic es un buen término para denominar al término “absolutamente”. Absolutamente es un término muy abarcativo, siendo así podría expresar que siento que mi angustia es absolutamente incongruente, pero incongruente también es un término chic.

Si pudiera dormir y dejar que las horas pasen sin pasar eso sería maravilloso, pero maravilloso prontamente se convertirá en un término chic. Y así podría continuar ad infinitum con mi clasificación de términos chic y ¡basta! Córdoba 430 km.

Por momentos soy tan fuerte, seguro, decidido; y por otros soy el más melancólico de los perdedores. No darle bola... ¿qué habrá querido decir con eso? ¿Cómo no darle bola cuando no pienso en otra cosa que no sea ella y chic! Viajar en micro afecta mi garganta, el puto aire acondicionado. Y de golpe el recuerdo de Anita, cuando era una tentación en el camino y creía que las cosas iban bien, porque era así, pero después...

Sarna de una noche en la playa y el sol saliendo y todo muy lindo pero... Pero se está volviendo chic. La soledad, la introspección, la música, la liberación de las pasiones, la locura, la ANGUSTIA. Chic. Puta, si todo fuera más sencillo y agradable. Tal vez terminar de leer ese libro me ayude a entenderla mejor a ella. Tal vez terminar el libro que estoy escribiendo sea complementario. Es como haber sido tragado por las circunstancias de ese libro. Magia, vudú, bidú-cola y las ilusiones de los catorce años, el sentirme trasladado en el tiempo y el pensar que yo también tuve dieciocho años y ganas de llevarme el mundo por delante y patear todo a los mil diablos y ¡shit! ¡Cuánta niebla! Y las antenas de alta tensión y los camiones y las niñas de mi derecha que no se callan y comienzan a fastidiarme y Rosario y los recuerdos y la gente y las historias tristes. Y yo tratando de descifrar qué hay en mi cabeza. Si, lo sé, pero no puedo decirlo... ¿Podré? Sólo tengo mi voz y mi vida y te las ofrezco y no quiero llorar, ya no más por esta noche, mañana veré, sweet dreams.

Plinc! Una luz verde se enciende y del ascensor descienden abogados y policías e imputados. El reloj avanza cansado, tanto o más que mi abogado. Una oficial de policía ordena apagar los cigarrillos, por la falta de aire, vio. Plinc! Nuevamente la luz verde, el ascensor no deja de subir y bajar y detenerse en el piso 12. Silencio y palabras sueltas llegan a mis oídos, sigo prestándole poca atención a todo este caso, sólo reparo en la situación de fondo como si lo demás no... Pero qué importa si eso está fuera de mis manos. Alguien pronuncia mi nombre. Pero ella... Si tan sólo supiera y dejara que las cosas... pero las cosas... Plinc! La gente espera inquieta y no dice nada. El chicle me ayuda a sacarme el mal aliento. Pero si todo fuese cuestión de aliento... Puáj! Los recursos son escasos y decodificantes de cables cruzados y tirantez. Si tan sólo dejásemos de tirar y nos acercáramos nuevamente, pero todo eso parece tan inútil, tan inverosímil, creo que ya no soy ni un fantasma en su vida. Y no es todo lo que tengo para decirle, sino la piel. La piel y el calor y el aroma y las risas, pero si tan sólo la piel... Ahuyento mis enigmas tan lejos como puedo o los dejo librados a su propia Suerte... Macabro por los pies.

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