Miré el reloj medio embolado, parecía reírse el muy guacho, la noche iba a ser larga. Estaba solo, con un culo de ginebra sólo para tomar y ganas de cortar ese embole que me había atrapado. Sirenas en las calles, los Beatles en el aire, Sgt. Pepper's Lonely Hearts Club Band... Al parecer había decidido inconscientemente masoquearme aquella noche, ya sin Mariana, sin Claudia siquiera, solito y melancolito. Nada mejor que zambullirme en las carpetas y cuadernos viejos y en los papeles y pinturas y mierda, mucha mierda... demasiada... Lo primero que encontré fue una carta que nunca me atreví a mandar, tal vez por absurda...
Buenos Aires 18 de diciembre de 2000
Negra hermosa y querida:
Aquí estoy -nuevamente en mi casa- escuchando a Boby Flores y tomando una ginebra con naranja y pensando, pensando, pensando.
Y voy a empezar con algo que me surgió caminando, luego de cortar la charla telefónica contigo. Ahí va, espero que te guste:
Y así voy caminando por la vida
Dejando mi alma herida
en las esquinas más oscuras
Junto al vino y al mosto,
A los amores y a las razones
Pensando, sintiendo, gritando
Abandonado, amado y odiado
Con mi roja corbata danzarina
Con mi generosa sonrisa
Híbrido inerte de vertiginosa velocidad
Y coherencia absurda y espesa.
¡PUAJ!
Te aseguro que era más feo aún.
Ahora que ha acabado mi periplo puedo decirte: ¡GUAU! Ahora que he vuelto a descansar te digo: TE EXTRAÑO... Ahora que ahora... te digo que mi coctelera mezcla angustia, amor, desenfado, nobleza, aborrecimiento, miedo... Y todo provocado por mi. Estoy loco y mi cabeza funciona a una velocidad mucho mayor de la que puedo interpretar. Ando con algunos problemas de fin de año y no sé si contártelos. Pa' no amargar vió...
Y seguía tan absurda como sincera esa carta abortada perdida entre mis papeles. Canciones, poemas, cuentos, relatos, locuras, todas allí escritas esperando turno para ver la luz. Que se caguen pensé... Se cayeron los disketes donde guardaba tanta o más información que en los putos cuadernos. Encontré una ajada versión de 50 poemas malditos para leer después de haber cogido con una mujer casada... un asco total... Esa noche todo podía salir mal, tenía que cambiar la antena y encima a la mañana siguiente al laburo. Extrañaba a Mariana...
Alguien me había dicho que el Loco estaba en la ciudad, ¿pero quién? Tal vez Valeria. ¿Y si llamaba a Johnny para emborracharnos? Hijo de puta no contestaba... Todo el mundo se venía abajo, Johnny y yo dos terribles perdedores con suerte, pisando la mierda, el vómito, la sangre... bien merecido. La diferencia entre Johnny y yo era simple: él tenía más drogas en su organismo que yo en el mío. Me cago en la diferencia. Johnny a pesar que lo disimulaba tras la botella, estaba dolido por Valeria, estaba dolido por la piña que le encajó el Loco, pero lo consolaban dos rubias alemanas... Yo estaba solo...
Estar en el medio de los meollos ajenos es difícil, podía ver como Johnny se enredaba con cuanta mujer se le cruzaba y a Valeria que se reencontraba con su antiguo amor... Fuego cruzado en esa pareja. Valeria era fiel, pero al parecer el Loco le había pegado fuerte. Y yo con Mariana... Si bien nunca fui fiel, la quería y me bancaba que ella hiciera su vida, pero de golpe todo cambió. Mariana me había pegado fuerte, demasiado... ya ahora me daba cuenta. Con Claudia hacía un tiempo que no nos veíamos y tenía ganas de verla, pero ella andaba por otros lados ya sola, sin novio ni ganas de verme, cagarse en el destino... Puta... que choto smog me llegaba al corazón... Fuera la rufa chaval... Todo el mundo desencontrado. La música había terminado. Sólo había pasado una hora, esa noche sería más larga de lo que creía. Muy...
Valeria me había invitado a cenar nuevamente, a Hank no lo había vuelto a ver, al pelotudo ese de Johnny tampoco por suerte... Pobre Vale, mierda de la peor ese tipo... Bueno, yo no podía quejarme mucho. Valeria llamó a un amigo, un tal Pablo que había conocido hacía unos años. Voces, más voces... Necesitaba salir de ese estancamiento, necesitaba porro... Valeria hablaba con Pablo, decidí bajar a la calle...
Pablo estaba solo, se había separado de Mariana y quería compañía. Estaba abstraído y extrañaba -tarde piaste- a esa mujer. Lo llamé para ver qué onda, mientras no me hablara de Johnny estaba todo bien...
- Vamos a juntarnos a cenar algo Pablo, estoy con el Loco después podemos tomar algo y charlar...
- No tengo ganas, Vale, mi ánimo está ausente y sin aviso.
- Dale boludo, dejáte de joder, ¿por qué no te diste cuenta antes? No te hagás la víctima que bien merecido te lo tenés.
- Claro, retame, ¿vos sabés cómo está Johnny?
- No quiero hablar de él...
- Cagona, siempre reculás...
- Calláte forro.
- Pobre está más hecho mierda que yo...
- Ah, ahora vas a salir con el club de los corazones solitarios y todas esas mierdas de vos y tu amigo...
- No pegués que duele.
- ¿Mucho?
- Un poquito...
- Dale, vení y charlamos y tomamos un vino...
- ¿Está el Loco ahí?
- Acaba de salir, seguramente busca porro...
- ¿Tienen?
- Tal vez consiga...
- Ahora voy para allá...
Ahí estaba ese gil, me acerqué a ver qué onda, todo mal, me mandó a otra dirección, nunca había ido allí. Era una casa vieja, me atendió un chabón que estaba re-duro, rico faso tenía, regresé a casa de Valeria... Era tarde para cenar tal vez...
Meditaba si levantar el vaso con la derecha o con la izquierda, qué hija de puta esa Valeria, conchuda de mierda, hacerme esto a mí. Encima cogiendo con ese drogón del orto. Había dormido por días, ya Natalie estaba podrida de tenerme en su casa. Ive se había ido a Montevideo a ver qué onda Uruguay. Valeria seguro que estaba con ese pajero del Loco, flor de hijo de puta el chaval... Llamé a Pablo y el cabrón no contestaba, o estaba demasiado drogado o no estaba. ¿Qué mierda estaba haciendo? Tal vez cogiendo con Mariana... Natalie me sacó de mi concentración...
Hacía horas que Johnny miraba el techo inmutable, todavía decía incoherencias y no podía articular las frases. Ya me estaba cansando, todo el día como un vegetal sin decir nada, solo delirios y alucinaciones, parecía un zombi. Me harté y le puse un golpe en las bolas. Gritó. Gritó mucho, salió por fin de su estado latente para putear y gritar. Ya estaba de vuelta. Al parecer le dolía.
Al llegar a lo de Vale me encontré con el Loco en una plaza, nos fumamos un caño y me contó de sus periplos y de la pelea con Johnny. Me caía bien ese mierdoso personaje salido de una cafetera lisérgica, decidimos subir a comer, demasiado tarde... Valeria se había dormido. Nos tomamos el vino y bajamos a comprar cerveza...