martes, mayo 23, 2006

XXII Con la furia a flor de piel

















Mientras esperaba a Pablo me acerqué a una vidriera de un negocio, me veía en el reflejo, pensé que ya era hora de efectuar algunos cambios en mi aspecto físico, era hora de cortar esos pelos, de darle un aspecto más ¿humano? Pablo estaba retrasado, me había dicho que luego del trabajo nos encontrásemos en esa esquina para charlar un poco de nuestras vidas, vieja esquina que nos había cobijado, miles de cervezas que habremos tomado allí. Pablo estaba por llegar o no vendría, en el último tiempo se había hecho amigo del Loco, yo seguía detestándolo por mi puto orgullo machista. Hank estaba mal por lo de esa mujer, ¿cómo se llamaba? Iríamos a verlo en algún momento. Hank me caía bien, era un tipo sensato, muy sincero, pero tenía la mala suerte de su lado, una nube negra sobre su cabeza, siempre sufriendo por amor o por su falta. Falta envido, Pablo se hizo presente. Pablo es de esos tipos bipolares: o está todo bien, o está todo mal. Puede ser el tipo más feliz de la tierra o el más sufrido, pero siempre generoso, no conoce de mezquindades, se da entero o nada... Destapamos la primer cerveza de la tarde, hacía calor, el calor abrazador del cemento. Hablamos de vulgaridades y de pequeñas mentiras. Él seguía extrañando a Mariana, no podía reponerse ni olvidarla. Yo con Valeria no había vuelto a hablar, luego de esa última cena donde quedó muy en claro que lo nuestro había terminado. Faltaba Hank allí para completar el club de los corazones solitarios... Pero a falta de Hank llegó el estúpido del Loco.
Estábamos riendo para no llorar supongo, Johnny de pronto cambió su expresión, volteé la vista hacia mi derecha y pude ver que el Loco venía caminando. Johnny refunfuñó y se aprestó al enfrentamiento, tenía mucha pero mucha bronca hacia quien le había quitado la novia... Terrible machista por momentos. Hubo un saludo muy tenso, luego silencio, se miraban con recelo, casi a punto de matarse con los ojos, podría jurar que de no haber estado yo allí lo hubiesen hecho.
- ¿Qué mierda hacés acá?
- ¿No puedo unirme a la reunión?
- No...
- ¿Todavía estás caliente por Valeria?
- No te quiero ver imbécil...
- Si te sirve de consuelo... me pateó...
- ¿Qué?
- Conoció a un francés y me rajó... Estoy en la calle...
- ¿Y ese quién es?
- No sé, un periodista o algo así...
- Están empatados muchachos, ahora pueden amigarse...
- Calláte Pablo, yo con este no me amigo ni aunque me maten...
- Es al pedo, ni el Loco ni vos están con Valeria...
- ¿Qué tiene que ver?
- Mirá, la mina nos pateó a los dos... yo contra vos no tengo nada Johnny, ya tengo demasiados enemigos alrededor.
- No me importa...
- Mirá, Johnny, el Loco no es tan mal tipo, si no fuera por el Hank estaría haciéndole compañía a la negra, somos todos iguales...
- ¿Olvidamos los rencores Johnny?
Costó, pero finalmente se dieron la mano, parecía algo muy onírico verlos mirándose fijamente mientras se apretaban la mano, fue más largo de lo que creí... Mariana resonaba en mi mente... ¿Cuánto más?
Al fin y al cabo yo ya era parte de ese clan de perdedores con suerte como nos llamaba Valeria, no valía la pena lamentarme por ella, lástima que no tenía dónde vivir ahora...
Por esas cosas de honor le ofrecí al Loco que se fuera a mi casa hasta que consiguiera algo, era un buen tipo, sólo tenía que remontar vuelo, miró hacia un costado, el sol le iluminó los ojos, se veían muy brillantes y claros, era un guerrero más luchando codo a codo con nosotros. Sólo faltaba Hank. Todavía sufría por aquella mujer, hermosa por cierto, lástima que muriera de esa forma. Triste y duro lamento el de Hank, siempre sufriendo por alguna mujer, por alguna mujer hermosa... Era una mierda recordar ciertos momentos y la impotencia que éstos generan... Esa noche íbamos a festejar algo por ahí, camino a casa de Johnny nos detuvimos en un kiosco a comprar cerveza. Con Hank cruzamos a comprar mientras Rosario bajaba del auto a tomar aire y Pablo luchaba con un casete que se había trabado. De un momento a otro un auto salido como de la nada, tiros, confusión y Rosario cayendo al suelo, unas botellas explotaron en mi mano, Hank estaba detrás de mí, las balas me evitaron, no era esa mi hora, tampoco la de Hank. Esos tipos no jodían, hicimos lo que pudimos, casi nos matamos en el auto por llegar al hospital, la ambulancia... nunca salió... Rosario murió en el camino, cuando Hank entró a la guardia con ella en brazos ya era tarde, alguien se acercó a ver mi herida en la mano, un vidrio la había atravesado, yo no sentía dolor físico, pero sí un fuerte dolor ante la muerte. Hank quedó destrozado luego de esto, amaba mucho a esa mujer... y la habían asesinado. Luego la policía, las declaraciones, los médicos, testigos, dudas, impotencia ante tan injusto proceder... ¿Justicia? ¿Cómo creer en ella luego de esto? Uno a uno nos vencimos... Alguien dijo que tuve suerte, que esas balas me hubieran atravesado, ¿cómo saberlo?
Por la mirada perdida que tenía el Loco en aquel momento, me di cuenta que estaba recordando la muerte de Rosario, jodido... Yo estaba en el auto en ese momento. Nadie pudo hacer nada, ¿cómo saber que nos seguían? Hank quedó destrozado luego de eso, ¿lograría ser feliz junto a la mujer que amaba? Era como su karma... Puta madre, si tan sólo no hubiese sido así...

1 Comments:

Anonymous Anónimo said...

Very pretty site! Keep working. thnx!
»

8:38 p. m.  

Publicar un comentario

<< Home