miércoles, mayo 17, 2006

XXI Difícil sentirte cerca

















Abrí la siguiente botella de cerveza, una brisa amarga se coló por mi nariz, sentí que era exactamente eso: la belleza de la amargura. Comencé a despojar una a una todas mis pieles hasta llegar al abismo y gritar, gritar ante el desconcierto, ante la incertidumbre de no saber si realmente te amaba o si te escabullías sin siquiera dejar una herida abierta. Pero la herida ya estaba allí instalada en mi alma, sangrando y te puedo asegurar que duele, por decirte una estupidez, duele en la garganta, cuando querés gritar y tomás otro trago de cerveza para aliviar el dolor. Duele a la noche, cuando las sábanas se me pegan a la piel y despierto empapado en sudor... solo. Duele cuando me doy cuenta que dudar es perder dos veces... y yo dudé... y perdí dos veces. Es tan difícil sentirte cerca cuando mi garganta quiere dejar salir todo ese caudal de voz, liberar todo ese dolor, gritar y volver a gritar tan solo por el hecho de cansarme y dormirme y soñar cosas que me alejen de la realidad y el dolor y este vaso de cerveza. Seguramente mi voz sonó demasiado triste y cansada, porque quien llamó no se animó a hablarme siquiera y cortó. Hace tiempo que llaman para no decir nada, me pregunto si será tan obstinado ese ser que insiste en llamar para no decir absolutamente nada, nada, nada... Demasiada mierda en este mundo varón, demasiada... Vuelvo a tomar otro trago de cerveza, comienzo a pensar que tal vez debiera escribir guiones para publicidades de cerveza en vez de esta mierda. Y cuando me canso y siento que ya está calmando este torbellino vuelve a remontarme hasta allí donde ya no podré aterrizar sin dañarme. Sólo el tiempo puede hacer cicatrizar las heridas del alma, hace tiempo que no te veo y siento que la herida no cierra completamente y cada vez que te colás en mi mente vuelve a sangrar... Fue tan hermoso arreglar mi cabeza junto a vos compartiendo esas cervezas, olvidando mis obligaciones pertinentes y dejándome llevar por la brisa de tus ojos, realmente fue una despedida anunciada. Todas y cada una de las veces que imaginé llegar hasta el punto del "hasta acá llegué" las lágrimas inundaron mis ojos, porque no puedo imaginar la vida sin vos, al menos por un tiempo, porque no puedo dejar de extrañar el calor de tu piel, porque no puedo dejar de sentirte cerca, aunque lejos, cada vez más, estemos. Vuelvo a tomar otro trago de cerveza y me pregunto si será cierto que vas a venir a buscarme una vez arregles tu cabeza, una vez escuches todas tus voces por dentro. No quiero hacerlo más difícil, pero esta es la cara oculta de los sentimientos, del amor, de las pasiones... dolor, soledad, llanto, angustia... Valles y valles de seres cabeceando con lo absurdo, con flores en las manos llagadas, casi putrefactas. Los Enigmáticos me seguirán de cerca tratando de no dejarme flaquear, los Guardianes me llamarán para dejarme entrar en la ciudad Intraterrena, ya no tendré conflictos con mi ser... ¿Ya no?