jueves, mayo 11, 2006

XIX Dos antorchas en la mano
















La botella de ginebra sobre la mesa, por dos veces la tentación de besarla y beber su alma, por dos veces la negativa. Sonó el teléfono, molesto acaso por la hora. Contesté sabiendo quién era y qué quería. Salí, afuera el frío congelaba la ciudad.
La pizza me había caído mal, la puta que los parió los vamos a reventar. Era una de esas noches en que patrullar se hace aburrido y me dan ganas de masturbarme mientras Choto conduce el patrullero. La puta madre y frío.
Mi hermano tomó el auto, hacía tiempo esperaba este día, seguramente iría a buscar a Carla y se irían a un lugar alejado donde... bueno ya saben.
Tenía tantas ganas que no aguantaba, hacía frío, Jorge había encendido la calefacción del auto pero no bastaba con eso sólo sobreviviríamos si nos abrigábamos con nuestros cuerpos.
No recuerdo cuando nos dimos cuenta que alguien golpeaba el vidrio, tal vez pasó un rato, pero en ese momento no pudimos dejar de hacerlo, sólo cuando volvieron a insistir tuvimos que parar, por qué en ese momento no lo sé. Era un oficial de policía, gordo, con bigotes, cara de cerdo, se le escarchaba la baba que le caía por la comisura de los labios. Algo dijo, hablaba con Jorge, comenzaron a caminar... Intenté averiguar qué pasaba, pero Jorge me dijo que me quedara dentro del auto. Al rato alguien golpeó el vidrio otra vez, no se podía ver porque estaba empañado, abrí la puerta y allí estaba el oficial de policía mirándome, sus ojos desnudándome lascivamente, luego se arrojó sobre mi y... ¡Hijo de puta! Fue horrible, intenté gritar pero nadie me oyó, y el cerdo hijo de puta me... ¡Hijo de puta! ¡Hijo de puta!
Cuando mi hermano se fue me dijo que volvería a las tres, pero eran las cinco y media y no volvía, tampoco iba a volver.
- ¿Usted está seguro de lo que me está diciendo?
- ¿Usted cree que voy mintiendo por los juzgados? ¿Me ve cara de pelotudo?
- No, no, discúlpeme pero es una denuncia muy grave la que usted quiere radicar...
Siempre lo mismo, cuando son ratis los que se cargan a uno, no pasa nada. Coimeros hijos de puta, los denunciás y sos boleta, es una mafia del orto. País de mierda...
Chillaba y gritaba la muy putita, pero me las arreglé para que me diera una buena chupada, después me la garché en el autito de mierda... Me gusta que griten y se defiendan, es en vano siempre triunfa el "Oso"...
- Otra vez el "Oso" se mandó una cagada comisario...
- ¿Qué hizo ahora?
- Pelotudeces, le rompió la jeta a un boludito de una pizzería.
- ¿Por?
- Le cayó mal la pizza...
- Se lo merece por pelotudo. ¿Cómo va el laburito Villalba?
- Ya está terminado comisario, no se preocupe, ya encontré al pibe... Ya lo finiquité...
- ¿Y aceptó?
- Y no le quedaba otra, a ver si se accidentaba, usted sabe que la calle está dura...
- ¿Quién es?
- Un drogoncito que se cree muy vivo y que le vamos a hacer el orto...
- Hay que acabar con esas mierdas...
- Hay que dejar algunas para nuestro uso...
- Es cierto Villalba. Tiene razón sargento.
No recuerdo bien qué hacía en ese momento, iba de ácido en ácido y recorriendo los caminos, alejado del rebaño del pastor, la obeja negra, me cago en eso y en vos también, estamos? Ya había cagado a esos chavales... La gran puta... ¿Y Caro, qué sería de ella?
- Esta es una noticia muy importante, escuchá: matan a un pibe y violan a su novia, parece que fue la policía.
- Si publicamos eso, ¿qué onda?
- Nos metemos hasta el culo...
- Ni en pedo...
- Pero podemos ganar mucha guita Pedro.
- ¿Cuántos dígitos?
- ¿Cuántos querés?
Esa noche me invitaron a una fiesta, Piti y sus amigos, me habían contado que había caído un amigo de ellos que andaba viajando. Esa noche conocí a Federico, el Loco, era re-copado el chabón. Lo llevé a mi casa y me lo devoré entero.
Encontrar un boludito que haga el trabajo no es fácil, o si, pero no encontrar uno que no sea tan boludo como para cagarse en el cambiaso y arruinar todo. Este era perfecto, de las tres veces que lo había visto, las tres estaba colocado hasta la pinga, pero era inteligente y frío, el tipo justo para garcar gente.
La idea me sonó extraña, bah, todo sonaba extraño, hasta Carolina, la chica que había conocido esa noche me parecía extraña, quería coger, se le notaba en la mirada y allí estaba yo con mi número de lotería. La idea no me gustó, pero el tipo me dijo que "los accidentes sucedían y que yo era muy joven para que me metiera una bala en la mollera. ¡Shit! Por primera vez sentía miedo, tanto que tuve que decirle que sí. Ya estaba hasta la pinga y no podría volver atrás.
Fede hablaba con un tipo de esos de los que más vale desconfiar que hacerse amigos, me miró, vino hacia mí, pero estaba raro, pensé que el ácido le estaba pegando mal... Nos besamos un rato y luego nos marchamos de la fiesta para mi casa.
No se por qué pero la forma que se articulan mis recuerdos no es lineal, cada imagen dispara miles de sensaciones que solo puedo corroborar luego de un largo período de trance. Hasta acá todo podía ir peor, pero luego sabría que ya no, si hacía frio o calor son detalles tan insignificantes, sucedio antes o despues del trabajo sucio? Soy yo realmente quien escapó de aquella camioneta? Cuanto tiempo pasó desde que salté hasta que desperté para ver aquello, inmovil, entumecido hasta mas no poder, silencioso para no gritar, y el dolor rajandome las venas frias, cai ausentes. A veces es malo colarse varias pepas en poco tiempo, me había levantado una camioneta, yo viajaba en la caja, hacía un frío de cagarse cuando de pronto decidí que si me arrojaba de la camioneta se me pasaría el frío, sólo recuerdo que me paré y salté. Era de noche, hacía frío y se sentía como un mosh... pero de pavimento. Perdí el conocimiento y cuando desperté estaba tirado contra un alambrado, los yuyos crecidos y mojados, no sentía ni dolor ni frío ni nada. Solo había un árbol, que de haber estado más amable no se hubiese reído por horas de mí sin hacer nada. Volví a despertar, creo que fue una luz que vi, miré para pedir ayuda y vi la silueta de un auto y detrás un patrullero con las luces encendidas, dos hombres caminaban hacia donde estaba yo, no sabía si me habían visto, pero mejor no abrir la boca. Uno no era policía, parecía que discutían, algo raro pasaba en el auto, empezaron a forcejear hasta que uno cayó al piso de un fuerte golpe que lo dejó inconsciente. Gritos de mujer, la soledad de la ruta, y justo ahí había decidido bajarme, no sabía si me había roto algún hueso o si moriría de frío o de un tiro. Un gordo se bajó del auto y caminó hacia donde estaban los otros dos. Se abrochaba el cinturón y reía a carcajadas, pateó al que estaba en el suelo y lo hizo reaccionar; sacó su arma y lo miró fijo y disparó. A esa distancia imposible fallar. La mujer salió del auto corriendo y los dos policías salieron tras ella. He tenido malos viajes, pero los prefiero a haber presenciado esto que les cuento. Lo prefiero mil veces. Perdí el conocimiento nuevamente.

1 Comments:

Anonymous Anónimo said...

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»

2:16 a. m.  

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