sábado, febrero 25, 2006

III Reviente cordobés

















El calor de la siesta cordobesa era sofocante, el sol se reía de los incautos que habían salido fuera de sus cuevas. El Loco caminaba empapado por una vereda rota, el sudor cayendo por su frente, en su mochila los dos kilos de cocaína productos del cambiazo en casa del Rulo. Al llegar a una esquina se cruzó con un patrullero, en ese instante pensó: ¡el reviente me lo hacen a mí en la calle, la puta! Comenzó a recordar su conversación con el tal sargento Urquiza y su propuesta laboral...
- Mirá pibe, la cosa es simple. Los vagos esos que están con Gerardo van a pegar dos kilos de merca, vos tenés que cambiar los paquetes de merca por los "muertos" que te voy a dar antes del sábado a las tres de la tarde, si no cae la brigada y van hasta las pelotas, pensálo de esta manera, si me hacés este laburito tus amigos zafan de las rejas, y si abrís la boca... no me gustaría enterarme de que te encontraron en una zanja lleno de plomo... ¿Fui claro?
- ¿Vos sos yuta?
- Yuta o no yuta tenés una sola alternativa para seguir vivo...
- O sea que estoy como las putas...
- El sábado a las tres de la tarde, si no, fuiste vos y tus amigotes culeados.
El semáforo estaba en verde, Urquiza lo esperaba en el auto, subió sin demasiada confianza, arrancó con rumbo incierto...
- ¿Hiciste todo?
- Sí.
- A ver la merca.
- ¿La plata?
- ¿Me ves cara de pelotudo, pendejo? Mirá, si yo quiero te bajo ahora, así que mejor bajá esos humos, culeado, porque con una sola bala estás frito...
Las cosas se complicaban, Urquiza estaba tratando de intimidarlo, o lo iba a matar en serio, lo mejor sería esperar un poco. Llegaron a un descampado, allí el Loco comenzó a pensar en alguna forma de salir vivo de allí.
- La merca, pendejo. ¿Alguien te vio? Mirá que si se llegan a enterar que vos los vendiste te matan. ¡Bárbaro, un kilo novecientos cuarenta! O se lo tomaron, o los cagaron, o vos pendejo sos el responsable.
- Estaban así, los abrieron para probarla, además anoche estuvieron tomando.
- ¿Fiesta?
- Esta noche era...
- A esta hora ya debe haberles caído la brigada, tomá y rajá de acá... Y recordá que zafaste porque me caés bien.
- ¿Cómo me vuelvo?
- Arreglátelas solito pendejo culeado...
Arrancó y lo dejó allí, solo.