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El Loco avanza en su bicicleta entre los autos detenidos frente al semáforo en rojo, no se detiene...
- El semáforo también es para vos! Pará, pará! Pendejo de mierda por gente como vos el país está como está! – le grita enfurecido un anciano.
- Por viejos de mierda como vos que dejaron el país en ruinas estamos así, hacete cargo!
- La puta que te parió!
Un Falcon verde metalizado detenido frente al semáforo en rojo, en su interior viajan tres hombres de unos cincuenta años, observan la escena y conversan:
- A ese lo hubiéramos echo mierda por rebelde...
- Se hacen los polenta los pendejos pero si los hubiésemos agarrado nosotros los reventábamos con 220.
- Si el Tincho estuviera con nosotros...
- El Tincho nunca entendió que esa gente eran asesinos y subversivos, si no los hubiésemos cocinado las cosas estarían peor...
- Estamos así porque no pudimos limpiar a todos.
Una sirena de ambulancia se escucha próxima, Carlos al volante mira por el espejo retrovisor.
- Una ambulancia... abramos paso...
El auto de adelante no avanza, desde el Falcon suenan bocinas, la sirena se intensifica dramáticamente.
- Dale conchudo abrí paso! La puta que te parió!
- Es impresionante como ya no hay respeto por la vida, vaya a saber quién se está muriendo dentro de esa ambulancia.
Los autos avanzan y se abren, el Falcon le cede el paso a la ambulancia que avanza acelerando rápidamente.
- Dale che! Te pago para que me lleves rápido! Apretá el acelerador que no llego al aeroparque.
- Tranquilo jefe que ya me abrieron paso... – contesta el chofer de la ambulancia.
El ejecutivo vestido con traje, unos treinta y cinco años utilizando una ambulancia de taxi personal hacia el aeroparque... viajes de negocios.
En otro punto de la ciudad Johnny Jell hace negocios con el Fiaca y el Colombiano.
- Man, esta es la mejor merca! Pura como la Virgen santísima!
- Estás seguro Johnny? Mirá que a mi no me gusta tomar porquerías.
Johnny sonríe, los ojos le brillan tras sus anteojos Ray Ban, los dientes perfectamente alineados, blancos como la cocaína cortada que está vendiendo a sus ansioso clientes.
En una casa ubicada sobre una calle circular la Turca coge desenfrenadamente con Pablo un exnovio de su adolescencia... Pablo toma sus tetas las disfruta como en el pasado, pero con más experiencia, junto a la cama hay una tela en un bastidor recién pintada, es un estudio anatómico, la modelo: la Turca.
Marcelo camina por la costanera norte acompañado por Romina, no hablan demasiado, solo se besan frente a un carrito con un letrero que reza: Chori $1.
Hank vende entradas con descuento para cines y espectáculos en un local céntrico, su mirada refleja un cierto automastismo siniestro, su mente está viajando lejos allá por Montevideo.
En una húmeda y oscura habitación Julián y Aníbal peinan rayas de merca sobre un pedazo de espejo, Julián fuma un gran porro. Aníbal lo mira y toma una línea violentamente, el humo que exhala Julián se esparce por la habitación tal cual el frío que sienten dentro suyo.
En una celda de una comisaría Jimy y Toto esperan ser liberados, allí también hace frío y el olor es detestable. Jimy patea la puerta y putea, Toto mea contra la pared, luego se tira en una litera de cemento dura y fría. Jimy se toma la cabeza y grita.
En una oscura calle cercana a la zona roja un policía hace guardia, fuma un cigarrillo, no tiene más de veintidós años, en su cara se refleja el terror. Siente la muerte en todos lados.
En una playa en la bahía de San Francisco Lucía toma fotografías del atardecer, saca de su bolso una foto de Pablo exhalando una bocanada de humo, sonriendo con una particular expresión en su rostro. Es una hermosa fotografía, Lucía entierra los pies en la arena y enciende un cigarrillo mientras bebe un trago de vodka.
En un cementerio una tumba sucia con flores secas una cruz de madera donde se lee: Rosario. Una mujer negra observa la tumba y camina sangrando, perdido en su mirada el recuerdo de su República Dominicana.
Valeria toca el timbre del departamento de Johnny, nadie contesta, saca una hoja y le deja una nota que desliza por debajo de la puerta. Camina hasta un teléfono y habla con una amiga para encontrarse en un lugar preciso: El Mocambo.
Mariana piensa en ese joven que ha conocido mientras pedalea en su bicicleta hasta el instituto de danzas, solo recuerda su nombre: Pablo.
En un sórdido departamento en Crucecita este, César penetra violentamente a Verónica, su mujer embarazada. Ella grita pero a él no le importa, la golpea para que grite más fuerte:
- Gritá perra, que te gusta! Por el culo querés?! Eh?! Eh?!
Sobre la mesa hay unos billetes y papeles de merca, César absorto en su locura, Verónica sangra y llora de dolor. El hijo que lleva en su vientre se mueve inquieto.
En una playa del sur de Brasil Claudia atiende su propio bar, no le va nada mal. Conversa en portugués con los clientes habitués y ensaya un diálogo en francés con unos Canadienses, les sonríe al finalizar cada frase, su sonrisa es bella y los ojos le brillan, sabe cómo hacer para desplumarlos.
En un consultorio médico el doctor Meoli esnifa una raya de cocaína con un canuto de metal mientras una joven adolescente le practica una felliatio arrodillada a sus pies. Sobre la camilla su colega, el pedófilo doctor Socotrinsky abusa sexualmente de un niño. En la pared hay un afiche desde el cual Socotrinsky sonríe frenéticamente recomendando una marca de leche fortificada con vitaminas y minerales para niños.
En la oficina de monitoreo de un gran call center un supervisor se coge a una telemarketer peruana llamada Claudia con grandes ambiciones de ascenso. Mientras cientos de personas atienden y realizan llamadas teléfonicas ofreciendo tarjetas de crédito, planes de salud, televisión satelital, y objetos inservibles.
En Córdoba un tal sargento Urquiza de la Superintendecia de drogas peligrosas se coloca un chaleco antibalas y carga una itaka y su 9mm, las besa como si fueran sus amantes, junto con otros policías bajan en ascensor hasta el estacionamiento donde suben a unos patrulleros y autos particulares, parten rumbo a una dirección precisa, va a haber un reviente, en las calles de la capital cordobesa se escucha un tema de la Mona. Urquiza está exitado, tal vez demasiado, se agarra las pelotas y grita. El auto avanza rápidamente seguido por los patrulleros, las conversaciones por la radio son de lo más disparatadas, en código por supuesto.
Un Chevy ss cupé estacionado frente a la casa ubicada sobre la calle circular, en la guantera hay casetes de Creedence, viejos, hechos mierda.
A mil kilómetros de distancia un puente naranja cruza sobre el Río Negro, en el centro hay una columna con una placa, más abajo un desteñido afiche que anuncia un pasado recital de una banda que ha quedado en el olvido, el río murmura unos cuantos metros más abajo con su majestuoso caudal. Ogum ama a todas las almas sensibles.
Una gran telaraña superpuesta, histeriqueos cruzados, alucinaciones y delirios, muertes, suicidios e intentos fallidos. Soledad, dolor, alegría y llanto; drogas... toneladas de drogas corriendo por las venas de miles de personas. Orgasmos, polvos y eyaculaciones reiteradas, violaciones y actos de amor, niños naciendo, jubilados cobrando un mísero dinero, maestros de huelga, profesores universitarios que roban descaradamente frente a miles de alumnos, mafias, locales usurpados, casas tomadas, circos, políticos corruptos de putas y falopa levantando la mano votando o vetando leyes que desconocen. El pueblo desangrándose rumbo a la debacle. Policías armados reprimiendo a la gente, fábricas tomadas, personas luchando contra cánceres de todo tipo, forros pinchados, embarazos, infecciones, HIV, estrenos de películas, premios y críticas en los diarios, secuestros, containers con cargamentos dudosos, transas, putas, travestis, milicos, asesinos, Massera, bebés hermosos, actores cholulos, músicos drogones, perucas, bolitas y paraguas, chinos, jóvenes de excursión suicida, rock al palo, gays, narcos, presidentes, presidiarios, pibes villeros cantando cumbia, maestros en las villas enseñando, punkies, neo-hippies, skinheads, Totus toss en las paredes y las radios y los bares... Putas, locas, lesbianas, heteros, homos, zoofílicos y asesinos seriales. Música chatarra, delirio, llanto y cargamentos de sexo explícito, miles de litros de semen en películas porno... Todo el quilombo de una porción de humanos luchando en selvas de cemento respirando plomo, intentando vivir realidades tan distintas y distantes, amor y odio, todo en una gran coctelera agitada al ritmo diabólico de una bossa interpretada por Satán... Miles de vidas inertes y tan solo unos pocos cabrones del culo.
2 Comments:
Interesante.
ajaja y eso que todavía no llegan los B sides
ahi esta la droga...
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