jueves, febrero 23, 2006

I Celos
















Fue el fin de toda aquella conspiración lo que comenzó a darme la idea, a trabajarla lentamente dejándola entrar sin ningún reclamo, desde que sonó el teléfono y contestó Claudia:
- Sí, diga...
- ¿Pablo, está Pablo?
- Sí, ¿quién le habla?
- Mariana...
- Pablo... una tal Mariana... - sabía que se había enfadado, la forma de darme el tubo del teléfono, golpeándome en el pecho, lo dejé pasar y contesté-
- Hola, hermosa - sentí como Claudia se escurría debajo de mí y se iba al baño-
- Hola, Pablo...
- Qué entusiasmo tienes cuando hablas conmigo.
- Eso es algún tipo de...
- Sarcasmo...
- ¿Quién atendió?
- Ah... una amiga que ha venido de visita...
- Hay un recital esta noche... y pensé que sería bueno invitarte...
- Cualquier invitación tuya es bienvenida...
- ¿Te paso a buscar?
- Dime a qué hora...
- A las once...
- Hasta las once entonces, hermosa...
- Adiós...
Claudia volvió al cuarto y se tiró en la cama, encendió un cigarrillo, estaba enojada... Podía ver que no le gustaba para nada mi silencio y decidió quebrarlo con una queja...
- ¿Realmente la quieres?
- Sí.
- ¿Y por qué te acostás conmigo?
- Ah, es un problemas de roles...
- ¿Por qué?
- ¿Quién se acuesta con quién?
- ¿Y eso qué importa? Te pregunté por qué te acostás conmigo...
- Porque me gusta...
- ¿Qué te gusta?
- Acostarme contigo, mujer...
- ¿Pero te gusto?
- No importa... tu tienes un novio y te acuestas conmigo, no veo el motivo por el cual no pueda acostarme contigo teniendo una novia...
- No contestaste mi pregunta.
- No la voy a contestar... - y decidí acercarme lo suficiente como para morder su boca, pero luego de que ella lo hiciera, sólo para saber cuál era el resultado final.